martes, 18 de noviembre de 2014

El Estado mexicano, Forbes y el qué hacer en la coyuntura Iguala-Ayotzinapa Miguel Ángel Adame C. Rebelión


El Estado mexicano, Forbes y el qué hacer en la coyuntura Iguala-Ayotzinapa



Rasgos estructurales y sistémicos del Estado mexicano
¡Fue el Estado!, fue un crimen de Estado! El Estado nacional mexicano, como todo Estado, es la entidad estructural-superestructural que tiene el control y el poder legal formal para “regular” el funcionamiento de sí mismo y de la sociedad en general; por eso forma un gobierno coordinador de las fueras productivas materiales y objetivas y de las sociales subjetivas [1]. No sólo cuenta con el monopolio de fuerza contenedora, disuasoria y represora de las protestas sociales y de lo que considere que sale o excede su “estado de derecho”, sino que en sus funciones de gobierno cuenta con otros aparatos, instituciones y relaciones económicas, políticas, legislativas, disciplinarias, jurídicas, culturales y educativas (en el caso mexicano de los 3 niveles de gobierno: federal, estatal y municipal), que le sirven como correas y lubricantes del status quo de clases. Digo esto casi como una perogrullada para recalcar su capacidad estructural y sistémica.
Ahora bien, junto y dentro de estos aparatos, instituciones y relaciones formales del Estado, también participan junto y dentro de sus entrañas de monstruo, otros y otras que aparentemente quedan fuera de él. Pero resulta que, fuertemente, a partir de los acontecimientos de Iguala-Ayotzinapa y de la coyuntura que se abrió, se ha cínicamente evidenciado para buena parte de la población mexicana que existen y están aceleradamente activos aparatos, instituciones y relaciones informales, semi-clandestinas y clandestinas de diversa índole. Entre los que destacan los mercados negros y criminales (especialmente el del narcotráfico) [2].
El Estado ultraneoliberal y subordinado
Igualmente, el Estado mexicano desde hace 32 años, se instituyó como un Estado excesivamente neoliberalizado, en efecto, se trata del Estado que más ha vendido (rematado) empresas paraestatales y gubernamentales, que más ha debilitado su poder asociado a la economía; ha desarrollado a nivel interno: corrupción, militarización y colusión con las relaciones e intereses oligárquicos, mediáticos y de los mercados criminales. Por otro lado a nivel externo: su atroz sometimiento a los dictados y supra-hilos del capitalismo trasnacional imperialista y sus organismos mundiales como el FMI, el BM, el BID, la OMC y OCDE. En este sentido destaca el hecho de que el Estado mexicano es el que más ha abierto sus aduanas a las trasnacionales del capital mundial a través de los «acuerdos internacionales de libre comercio», principalmente el TLCAN con los Estados Unidos [3].
Se ha discutido si se trata de un Estado fallido, y creemos que no, pues como Estado capitalista, su carácter clasista lo ha cumplido más que bien al fomentar y generar las relaciones y mercados capitalistas, las privatizaciones y la libre circulación de mercancías de todo tipo (legales e ilegales). Se trata de un Estado mexicano descarada y salvajemente cumplidor a nivel interno y a nivel externo, y, por tanto, como entidad e instrumento burgués.
También se ha planteado que se trata de un semiEstado por su situación de humillante subordinación a los dictat imperialistas y trasnacionales, pero creemos que no, que el Estado mexicano simplemente es una Estado que ha aceptado y asumido de manera fuertemente subordinada desde el gobierno y sus otras instituciones de dominio formales e informales, la dictadura neoliberal internacional; es decir, que ha cedido soberanía y nacionalismo por conveniencia propia, mejor dicho, por conveniencia de su principal burguesía dependentista y desnacionalizadora (traicionera), y eso lo ha convertido en estos 32 años en un neoliberato a lo interno y en un Estado títere en sus vínculos con el capital mundial dominante.
Específicamente el Estado mexicano y su gobierno central han demostrado que no solo a nivel económico, sino en los niveles político, militar, policíaco y de seguridad nacional existe una dependencia subordinada al imperialismo yanqui. Y eso lo vemos claramente reflejado en los últimos años con planes militares conjuntos (con la batuta norteamericana) e incluso en días recientes lo corroboramos con las intervenciones de funcionarios del gobierno de Estados Unidos para ayudar en las investigaciones de las desapariciones forzadas y para dictar e incidir en políticas a seguir para poner orden a las protestas por los muertos y desaparecidos de Iguala-Ayotzinapa.
Caracterización como Estado corrupto narco-criminal y policíaco-militar
Se trata de un Estado corrupto y mafioso, de un narco Estado criminal, militarizado y policíaco que usa una estrategia deliberada sistemática y generalizada de los diferentes cuerpos policíacos y las fuerzas armadas para desmovilizar e intimidar a los grupos disidentes en medio de una impunidad casi total. Los poderes políticos, militares, policíacos, jurídicos y legislativos formales, enfáticamente se encuentran cancerados por la corrupción y la podredumbre del poder y del dinero. Las graves situaciones recientes en México –el juvenicidio de Iguala por parte de la policía municipal y el cártel “guerreros unidos” y el otro juvenicidio de un grupo de supuestos narcos a manos del ejército mexicano en Atlatlaya, Estado de México– así lo vuelven a corroborar [4]. Todas las agencias formales del Estado padecen del mismo veneno: El gobierno del retorno priísta (después de más de 70 años de autoritarismo), la Presidencia de la República, la Suprema Corte de Justicia, la Procuraduría General de la República, el ejército y sus batallones, los gobiernos estatales, las cámaras legislativas, las diversas corporaciones de policías, los gobiernos municipales y los partidos políticos oficiales. Particularmente en la coyuntura Iguala-Ayotzinapa todos se han exhibido en sus actuaciones corruptas y miserables. Respecto de estos últimos León García Soler ha señalado: “no hay partido alguno que no haya sido debilitado, disminuido, exhibido con crudeza como cómplice por acción y omisión de la muerte de jóvenes pobres, normalistas rurales” [5], y lo mismo podemos decir de todos los demás aparatos.
Estado-nación Forbes
Y es a todos estos feroces entramados legales e ilegales, visibles e invisibles, internos y externos de los poderes, las estructuras y las relaciones del Estado mexicano al que nos enfrentamos en esta coyuntura la nación-pueblo, la sociedad-pueblo, los proletarios y oprimidos, los de abajo, pues, de México. Un pueblo viviendo en una desigualdad escandalosa [6], envuelto en condiciones de vida degradantes y en violencias que corroen el tejido social de los de abajo. Nada más para destacar los contrastes ofrecemos algunos datos significativos:
Por un lado: 34 multimillonarios de Forbes y el primero o segundo más rico del mundo [7], salarios de los más altos del mundo (“mega salarios” se ha dicho, que incluso rebasan los de países del primer mundo) para el presidente, secretarios de estado, gobernadores, presidentes municipales, magistrados de las cortes de justica, diputados y funcionarios de las instituciones electorales, entre otros. Al mismo tiempo las bandas del crimen organizado y de narcotraficantes más violentas y sanguinarias del planeta.
Por el otro lado: Primeros lugares en cantidad de desaparecidos, cantidad de secuestros, cantidad de migrantes y de tránsito de migrantes con desaparecidos y asesinados [8], también primeros lugares en violencia escolar en primarias y secundarias (principalmente) [9]. Primeros lugares en desnutridos, consumidores de azúcar blanca, en bebedores de refrescos gaseosos, en obesos, en diabéticos y en alcoholismo.
Las resistencias en 32 años
Eso no quiere decir que los mexicanos en estos 32 años de dictadura neoliberal no hayamos generado y desplayado movilizaciones y movimientos sociales, políticos populares y culturales de envergadura y de gran importancia en las experiencias de lucha, de protesta, de resistencia y de organización antineoliberal y anticapitalista. Estos han sido principalmente defensivos (varios de ellos puestos en la “ilegalidad” por el Estado-gobierno) respecto a la ola de privatizaciones, despojos, pillajes, fraudes, inseguridades, asesinatos, desapariciones, arrasamientos y degradaciones (medioambientales y ecológicas). Tenemos 13 de ellos de los más significativos: Movilización y movimiento cívico-solidario y político en torno a los sismos de 1985; movimiento y conflicto político-organizacional en torno a las elecciones presidenciales y el fraude de 1988, movimiento indígena, campesino y de la sociedad civil a partir y en torno al levantamiento-insurrección armado neozapatista en 1994; movimiento y conflicto político-organizacional en torno a las elecciones presidenciales y al fraude electoral de 2006; movimiento en defensa de los ejidos y en resistencia a la construcción de un aeropuerto en el pueblo de San salvador Atenco, Texcoco, Estado de México, en 2006; movimiento, lucha y conflicto laboral-político-organizacional-regional en torno al autoritarismo represivo del gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz, en 2006; construcción organizacional y lucha de la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales que se constituyó en 2008; movimiento por la justicia contra la impunidad por el caso del incendio de la guardería ABC en Sonora en 2009; movimiento de protesta y organizacional por la paz con justicia y dignidad 2011-2012; movimiento y lucha estudiantil-juvenil (y de académicos #yosoy132 por los derechos democráticos y la democratización de los medios electrónicos y la imposición del presidente Enrique Peña Nieto en 2012; movimiento, lucha y conflicto de las policías y guardias comunitarias y civiles y los grupos de autodefensa y autoprotección popular en varios estados de México (principalmente Michoacán y Guerrero) evidenciados en 2013 [10]; movimiento de organización política Morena en 2013; y, finalmente, el movimiento de protesta y rebeldía estudiantil y popular a raíz de la masacre y de los desaparición forzada en Iguala, Guerrero, de estudiantes normalistas de Ayotzinapa [11].
Hasta antes de esta movilización y movimiento de Iguala-Ayotzinapa, a pesar de todos estas movilizaciones y movimientos significativos (y otros más) que son históricamente recuperables para la memoria, la experiencia y praxis de lucha de hoy, todos los anteriores (varios de ellos todavía en curso) han sido insuficientes para las tareas de terminar con el neoliberato y transformar profundamente el actual Estado-gobierno putrefacto. En vistas a no repetir estas limitaciones en esta coyuntura se hace urgente una revalorización crítica y reflexiva de ésta.
Se nos plantea asimismo a los grupos y fuerzas populares el inmenso reto del qué hacer y del cómo hacer para llevar a cabo estas tareas hoy más que nunca urgentes ante el desnudamiento del Estado-gobierno Forbes-criminal.
Acciones y efectos en la coyuntura Iguala-Ayotzinapa
¡Vivos se los llevaron!, ¡Vivos los queremos! Es importante reconsiderar que hasta la fecha se han hecho múltiples y variadas actividades para exigir castigo a los culpables y la presentación y el rescate y la presentación inmediata de los estudiantes desaparecidos forzados. También variadas acciones para solidarizarse con las demandas de los familiares de los normalistas y para repudiar los hechos, para denunciar a los implicados por acción y por omisión, para demostrar el hartazgo contra el régimen y para demostrar sed de justicia de todos los crímenes donde están implicadas autoridades y bandas narcocriminales, etc.
Se han emprendido campañas para exigir renuncias de funcionarios de todos los niveles: desde alcaldes, gobernadores, encargados de las áreas de gobierno central como el procurador, el secretario de gobierno hasta llegar al propio presidente Enrique Peña Nieto. La mayoría de las acciones han sido importantes y necesarias en su momento y bajo las condiciones que se han venido desarrollando, sobre todo las más masivas y colectivas: las marchas, paros estudiantiles, los mítines con performances, la toma de radiodifusoras y televisoras, los bloqueos de calles y accesos, la toma de casetas, las caravanas, las clausuras simbólicas y los brigadeos, las cartas, artículos, los desplegados e inserciones con proclamas en los periódicos, etc; también ha habido otros actos cuasi-espontáneos y creativos como los que han aparecido en festivales, espectáculos deportivos, manifestaciones en plazas públicas y embajadas, etc. Otras acciones como las quemas de edificios públicos y otras instalaciones, saqueos, ordeñas, expropiaciones, repartos populares en centros comerciales y en camiones distribuidores de industrias y grandes comercios han sido debatidas, también ha estado la continua y permanente actividad en las redes virtuales en cuanto a difusión de textos, carteles, imágenes-memes y videos.
Nos hemos movilizado y expresado decenas y centenas de miles de ciudadanos mexicanos, sectores radicalizados, sectores organizados, sectores indignados: estudiantiles, juveniles, académicos, obreros, campesinos, colonos, guerrilleros, populares en general en todos los estados de la república mexicana (y con apoyo de otros miles en diversos países del planeta). El impacto social y mediático nacional (e internacional ha sido muy importante al grado que el gobierno de Peña Nieto y Peña Nieto mismo ha quedado evidenciado y golpeado en su falsa apariencia democrática y reformadora. A través de dichas movilizaciones y manifestaciones se ha expresado un memorial y arsenal de indignaciones, frustraciones, agravios, hartazgos, repudios, críticas y resistencias acumulados durante más de 30 años de despojos, impunidades, simulaciones y atropellos del capitalismo neoliberal mexicano y sus agencias y agentes. Sin embargo, todavía no somos los suficientes, necesitamos ser millones haciendo acciones concertadas en las calles, en las plazas, en los pueblos y en los centros educativos y laborales para las tareas cohesionadoras y transformadoras que el país necesita para superar el trauma neoliberal, hace falta acumular fuerzas organizadas y activas y en crecimiento cualitativo de las conciencias para pendular del lado de los oprimidos y de los de abajo la correlación de fuerzas vigente hasta antes de esta coyuntura.
Se ha planteado la existencia de una crispación social acumulada y potenciada por la coyuntura Iguala-Ayotzinapa. Una resistencia social a la descomunal inseguridad y desigualdad generada por el neoliberato mexicano. Se ha planteado la existencia de una rebelión ciudadana con aspectos significativos de desobediencia civil pacífica y no tan pacífica [12]. Se trata de una efervescencia coyuntural de la lucha de clases donde varios colectivos, organizaciones, grupos armados y sectores proletarios y oprimidos han aprovechado esos crímenes de estado para gritar y exhibir su desesperación y hartazgo y para manifestar sus deseos y sus anhelos de transformación y para lanzar y hacer propuestas para terminar con la negra noche o pesadilla del neoliberalismo mexicano, de sus actuaciones, de sus devastaciones y de sus horrores. En búsqueda y ensayos, también, de opciones y vías no electorales, vías de acción civil y de clase.
El empecinamiento y la nueva simulación del neoliberalismo mexicano
A pesar de que la coyuntura Iguala-Ayotzinapa ha puesto al Estado-gobierno en sus diversos niveles en una situación de exhibición y le ha causado algunos dolores de cabeza (cansancios e insomnios) por las repercusiones nacionales e internacionales de demostración de su ineptitud, de sus redes de corrupción, de su demagogia y de su carácter de clase; sigue estando fuertemente posicionado en su proyecto profundizador de su neoliberalismo extremo. En efecto, la clase política, la burguesía, el gobierno de Peña Nieto y él mismo mantienen sus estructuras legalizadoras y legitimadoras, siguen presumiendo sus reformas, mantienen sus elecciones en pie, siguen con sus políticas aperturistas y en fin, parecen no ceder a los reclamos y exigencias de modificar sus políticas y/o hacerse a un lado, por ejemplo mediante la renuncia a seguir ocupando la presidencia de la república por parte del actual presidente-títere. ¡Que se vayan todos!, ¡Urgente, urgente que renuncie el presidente!
Y obviamente no va a ceder más allá de aspectos aislados y menores, pues atrás y delante de su gobierno y de él como representante y encargado formal del aparato de estado y del gobierno nacional, están todos los poderes económico-políticos del capitalismo trasnacional y oligárquico nacional: poderes legales e ilegales, formales y fácticos.
Ahora ante las presiones mundiales y nacionales oficiales y no oficiales de sectores que ven peligrar o disminuir en alguna medida sus propiedades y negocios económicos y políticos (industriales, comerciantes, hoteleros, elites y grupos privilegiados de todo pelaje), se prepara para reorganizar sus recursos simuladores, a empujar otro pacto de seguridad y de gobernanza con sus aliados económico-políticos: principalmente las fuerzas de la iniciativa privada y fundamentalmente los partidos políticos oficializados mayoritarios que se pliegan y aferran al carro el gobierno neoliberalizado y que aceptan -gustosos y prestos- participar creyendo que eso puede amainar un poco las protestas. Le apuestan a las eficacias de la simulación, de la manipulación, del desgaste, de la dispersión y de la división de los de abajo, y por supuesto le apuestan a la imposición de la fuerza del Estado.
En búsqueda del salto cualitativo político-organizativo de los de abajo: hacia una Convención Nacional Constituyente
Para que esa efervescencia de la protesta, la resistencia social y del empuje contra el neoliberalismo no decline y se diluya en fragmentaciones y acciones aisladas. Pues ya hay muestras de esas debilidades como el sectarismo, la intolerancia y la incapacidad para lograr acuerdos consensuados y/o democráticamente decididos (por ejemplo de las asambleas interuniversitarias de estudiantes). Se impone la reflexión colectiva y permanente, la organización in crescendo, la autocrítica y la aceptación de las diferencias para enfatizar y robustecer las coincidencias
Así, la rabia y la protesta adolecen de organización y de articulación significativamente cualitativa de los agraviados, excluidos, oprimidos y explotados a todos los niveles: locales, municipales, estatales y federales.
Ya no necesitamos ahora más masacrados, más mártires, héroes y heroínas, más presos, torturados, calcinados, desaparecidos y muertos. No creo que necesitemos ya las provocaciones, los mesianismos ni los guerrillerismos.
¡De la indignación a la digna acción! Necesitamos toda la rabia, la indignación, la experiencia, el pensamiento y las acciones de la resistencia y de la rebelión antisistémica pero bajo las confluencias, articulaciones y convergencias discutidas, debatidas y organizadas. Necesitamos pactos, acuerdos, asambleas, consejos, frentes, agrupaciones populares. Todas las diversas luchas y resistencias activas bajo un movimiento nacional expresado en formas y estructuras de organización a todos los niveles Construir un gran frente nacional en defensa de la vida (humana y no humana), la soberanía y el territorio neoliberales. Todo ello coagulado en el arribo de una Convención, Congreso o Asamblea nacional constituyente con delegados elegidos en asambleas generales [13] que construya un renovado plan de lucha y un nuevo proyecto o programa de nación que sustituya y derribe al actual gobierno-estado narco-neoliberal: el Estado Forbes policiaco militar y entreguista. Que cambie al país, sus aparatos, agencias e instituciones. La confección de una nueva constitución y un nuevo gobierno obrero-campesino y popular.
Propuestas de acciones confluyentes
Las propuestas concretas de articulación y coordinación de lucha, de construcción y de rebelión total: Paro nacional cívico y huelga general nacional obrero-campesina-estudiantil-popular; generalización de las policías comunitarias y grupos populares de autodefensa apoyados en grandes movilizaciones; arrebatarle al Estado-gobierno la legalidad y la legitimidad mediante el abstencionismo políticamente activo y militante (no participar en las elecciones de 2015); acciones directas pero masivas y cohesionadas; Construcción de un nuevo pacto social que tenga como centro indefectible la reapropiación de todos los bienes nacionales que han sido privatizados, que eche atrás todas las reformas neoliberales, que enjuicie a los ex-presidentes y los miembros de sus gabinetes por sus acciones y omisiones en contra de las mujeres y niños que fueron arteramente asesinados, así como de las mujeres y hombres secuestrados y desaparecidos (cerca de 30 mil en los últimos 20 años) de los gobiernos federales, estatales y municipales; libertad de todos los presos políticos; el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés Larráizar, Chiapas; la cancelación de todas las concesiones mineras, de aguas, ríos, aeropuertos, carreteras, tendidos de tuberías, fibras ópticas y espectros radiomagnético-eléctricos, la reelaboración de los artículos constitucionales 3 (educativo), 27 (propiedad de tierras y aguas) y 123 (laboral); reelaboración de todos los códigos donde el centro no sea la defensa a ultranza de la propiedad privada, sino la colectiva y social, generación de nuevas formas de gestión y vida en todos los ámbitos de las relaciones sociales para practicar el “buen vivir”, alzamiento popular que desconozca y renuncie a este sistema completo [14].
¿Podremos? ¿Podemos?: ¡Podremos! ¡Podemos!

Notas
[1] Véase Jorge Veraza, “el materialismo histórica en el origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Engels“. En Karl Marx y la técnica desde la perspectiva de la vida, para una teoría marxista de las fuerzas productivas. Editorial itaca, México, 2012, pp. 297-370.
[2] Raúl Zibechi ha mostrado cómo el narco y la burguesía tienen los mismos intereses: destruir el tejido social para ser imposible e inviable la organización popular, véase “No hay diferencia entre narco, burguesía y élites” en La Jornada, 14 de noviembre de 2014, p. 27.
[3] Véase el video del investigador Andrés Barreda. Presentación en Bolivia, “Las fuerzas productivas ancestrales y la geopolítica mundial”, youtube.com, consulta 12 de noviembre de 2014.
[4] Ver miguel Ángel Adame Cerón, “ La dictadura neoliberal y la situación de los jóvenes mexicanos, claves para entender la masacre de Ayotzinapa”, en Rebelión, 13 de octubre de 2014, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=190752
[5] Véase “La aterradora banalidad del mal” en La Jornada, 9 de noviembre de 2014, p. 18.
[6] La mitad de los mexicanos sobreviven en la pobreza mientras el 1% de la población acumula el 90% de la riqueza nacional.
[7] “Los 35 mexicanos más ricos del mundo”, en Forbes México, diciembre 16 de 2013; cfr. http://www.forbes.com.mx/los-35-mexicanos-mas-ricos/, consulta 10 de noviembre de 2014
[8] Véase Nota de Javier Salinas Cesáreo, “Al menos 30 mil migrantes desaparecidos y 100 mil asesinados en México desde 2006”, en La Jornada. 14 de noviembre de 2014, p. 38.
[9] Véase Miguel Ángel Adame Cerón.: Violencias, bullyings y juegos de la muerte, Editorial Navarra, México, 2014.
[10] Ver Miguel Ángel Adame Cerón: Movimientos sociales, políticos, populares y culturales. La disputa por la democracia y el poder en el México neoliberal (1982-2013). Editorial Ítaca, México, 2013.
[11] Véase Miguel Ángel Adame C. “Iguala, Ayotzinapa y la podredumbre del neoliberalismo en México”, en Rebelión, 23 de octubre de 2014. http://www.rebelion.org/noticias/2014/10/191158.pdf
[12] Véase, por ejemplo, Víctor M. Toledo, “¡Podemos! Lecciones del 8 de octubre”, en La Jornada, 14 de octubre de 2014
[13] Véase Guillermo Almeyra, “Por una salida democrática a la crisis política”, La Jornada, 9 de noviembre de 2014, p. 23.
[14] Véase Echenique Felipe, “De un abstencionismo vago, a un abstencionismo políticamente consciente y militante destructor del sistema perverso que intenta doblegarnos y aniquilarnos”, Manifiesto electroescrito del colectivo la Rueka, noviembre de 2014, 2 pp.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



Envía esta noticia
Compartir esta noticia: delicious  digg  meneame twitter

No hay comentarios:

Publicar un comentario