POLÍTICA: LOS COMPROMISOS
NORBERTO AMAYA.
La elaboración de programas y el diseño de tareas a fin de establecer criterios para gobernar en cualquier municipio, estado o país; deben partir de una plataforma previamente acordada y además registrada ante los órganos electorales, por las fuerzas políticas o el partido mayoritario; quienes -se supone- someten a consideración del ciudadano dichas propuestas para que estas sean aprobadas o rechazadas en las urnas, claro está que también cuenta el pedir, el origen y el carisma del o los candidatos a diversos cargos de elección popular y ellos asumen en los hechos un compromiso con el electorado. Por eso se justifica la existencia de varias formaciones políticas con ideologías y objetivos distintos.
Sin embargo, todo se ha vuelto confuso, pues en aras de privilegiar los intereses contraídos con antelación y con un pragmatismo barato, los pequeños dirigentes de grupos y partidos avalan y justifican todo tipo de acciones y propuestas con tal de demostrar que lo "moderno " y lo "avanzado y políticamente correcto" es presentarse ante la "opinión pública " como ejemplo de que son parte de un proyecto, que son educados y que también pueden ponerse “saco y corbata” para el ejercicio de gobierno. Lo anterior viene a colación porque es lo que está sucediendo con los partidos, coaliciones y nuevos gobiernos en el país, donde predominan conceptos de derecha en el hacer y el quehacer, en el estilo "priísta añejo " de concebir la política, acompañado de elementos tecnocráticos.
Tenemos entonces la obligación de presionar a los gobiernos en funciones y electos, dar un giro a las formas de pensar y actuar en el ejercicio del poder político, hay “seudodirigentes” partidarios o líderes que dan pena ajena, pues se han vuelto cortesanos y aplaudidores del “jefe”, cuando su verdadero papel debiera ser otro, el enfocado a definir posiciones en torno a: economía, política pública, criterios de administración , desarrollo municipal o regional; pero sobre todo enfilar sus baterías a la defensa de los derechos ciudadanos y erigiéndose en defensores de la economía popular.
NORBERTO AMAYA.
La elaboración de programas y el diseño de tareas a fin de establecer criterios para gobernar en cualquier municipio, estado o país; deben partir de una plataforma previamente acordada y además registrada ante los órganos electorales, por las fuerzas políticas o el partido mayoritario; quienes -se supone- someten a consideración del ciudadano dichas propuestas para que estas sean aprobadas o rechazadas en las urnas, claro está que también cuenta el pedir, el origen y el carisma del o los candidatos a diversos cargos de elección popular y ellos asumen en los hechos un compromiso con el electorado. Por eso se justifica la existencia de varias formaciones políticas con ideologías y objetivos distintos.
Sin embargo, todo se ha vuelto confuso, pues en aras de privilegiar los intereses contraídos con antelación y con un pragmatismo barato, los pequeños dirigentes de grupos y partidos avalan y justifican todo tipo de acciones y propuestas con tal de demostrar que lo "moderno " y lo "avanzado y políticamente correcto" es presentarse ante la "opinión pública " como ejemplo de que son parte de un proyecto, que son educados y que también pueden ponerse “saco y corbata” para el ejercicio de gobierno. Lo anterior viene a colación porque es lo que está sucediendo con los partidos, coaliciones y nuevos gobiernos en el país, donde predominan conceptos de derecha en el hacer y el quehacer, en el estilo "priísta añejo " de concebir la política, acompañado de elementos tecnocráticos.
Tenemos entonces la obligación de presionar a los gobiernos en funciones y electos, dar un giro a las formas de pensar y actuar en el ejercicio del poder político, hay “seudodirigentes” partidarios o líderes que dan pena ajena, pues se han vuelto cortesanos y aplaudidores del “jefe”, cuando su verdadero papel debiera ser otro, el enfocado a definir posiciones en torno a: economía, política pública, criterios de administración , desarrollo municipal o regional; pero sobre todo enfilar sus baterías a la defensa de los derechos ciudadanos y erigiéndose en defensores de la economía popular.
Es increíble que ante las alzas a la gasolina, el gas y la tortilla, sólo por mencionar algunos artículos de consumo básico, no exista la oposición de izquierda partidaria, esto es, los "dirigentes que se sienten gobierno”; piensan que ahora su papel es callar y meter bajo la alfombra todo lo sucio que pueda opacar una supuesta "nueva identidad", todo con el ánimo de agradar a sus nuevos amos o a los verdaderos dueños del poder. No queremos ni “agachones” ni “agachados” sino inteligencia, congruencia y compromiso.
Tanto se confunden, los que ahora adoptan las reglas de la derecha, que se olvidan que algunos elementos básicos de la política y del ejercicio de gobierno tienen que ver con los contrapesos, con los equilibrios de poderes, con la existencia de oposiciones verdaderas y disensos internos; pues lo peor es el ejercicio monolítico y decir a todo "si señor” a lo que debe sumarse la crítica y la existencia de medios independientes que exhiban los errores y aciertos del viejo y del nuevo poder. Despreciar a la política como arte y como ciencia, cuesta caro, peor aun cuando vivimos en un sistema de partidos políticos en descomposición y tenemos un fracaso de modelo económico que se expresa también en una necesidad de reformar el estado mexicano y pasar a formar la cuarta república y una nueva relación de poderes. Un estado federado, democrático, participativo y que sea representativo de sus componentes sociales y económicos y que garantice estadíos mejores para el desarrollo, el crecimiento, la igualdad, la justicia y la equidad.
Por cierto, lo dice muy bien Luis Linares Zapata, en su artículo de La Jornada, sobre " El regreso del PRI "(15-12-10), donde señala que nunca se han ido, que aquí han estado presentes, pero que ahora se reúnen haciendo gala de sus "virtudes" acompañados de lujosos automóviles, de helicópteros, de jets privados, rodeados de guaruras, usando el presupuesto público a diestra y siniestra, como ocurre con el copetón gobernador del Edomex. Cada vez que el PRI cita a reuniones o a las famosas asambleas de Peña Nieto y el grupo Atlacomulco, es una verdadera fiesta de disfraces y de hipócritas que exhiben sus mejores galas y atuendos ofendiendo al empobrecido pueblo de México.
No nos equivoquemos, el pueblo no está ciego, ni sordo y necesitamos cambiar todo. Una verdadera propuesta alternativa debe ser posible en los estados y el país para gobernar con una visión de estadistas y de otra manera diferente a como también la practica el PAN-yunque. Democracia y participación ciudadana también son indispensables o como diría nuestro inolvidable Carlos Monsiváis: “Para los que usan al pueblo como objeto, para esos, la política es el arte de llegar, burocratizar lo q se pueda y quedarse con todo…”
Tanto se confunden, los que ahora adoptan las reglas de la derecha, que se olvidan que algunos elementos básicos de la política y del ejercicio de gobierno tienen que ver con los contrapesos, con los equilibrios de poderes, con la existencia de oposiciones verdaderas y disensos internos; pues lo peor es el ejercicio monolítico y decir a todo "si señor” a lo que debe sumarse la crítica y la existencia de medios independientes que exhiban los errores y aciertos del viejo y del nuevo poder. Despreciar a la política como arte y como ciencia, cuesta caro, peor aun cuando vivimos en un sistema de partidos políticos en descomposición y tenemos un fracaso de modelo económico que se expresa también en una necesidad de reformar el estado mexicano y pasar a formar la cuarta república y una nueva relación de poderes. Un estado federado, democrático, participativo y que sea representativo de sus componentes sociales y económicos y que garantice estadíos mejores para el desarrollo, el crecimiento, la igualdad, la justicia y la equidad.
Por cierto, lo dice muy bien Luis Linares Zapata, en su artículo de La Jornada, sobre " El regreso del PRI "(15-12-10), donde señala que nunca se han ido, que aquí han estado presentes, pero que ahora se reúnen haciendo gala de sus "virtudes" acompañados de lujosos automóviles, de helicópteros, de jets privados, rodeados de guaruras, usando el presupuesto público a diestra y siniestra, como ocurre con el copetón gobernador del Edomex. Cada vez que el PRI cita a reuniones o a las famosas asambleas de Peña Nieto y el grupo Atlacomulco, es una verdadera fiesta de disfraces y de hipócritas que exhiben sus mejores galas y atuendos ofendiendo al empobrecido pueblo de México.
No nos equivoquemos, el pueblo no está ciego, ni sordo y necesitamos cambiar todo. Una verdadera propuesta alternativa debe ser posible en los estados y el país para gobernar con una visión de estadistas y de otra manera diferente a como también la practica el PAN-yunque. Democracia y participación ciudadana también son indispensables o como diría nuestro inolvidable Carlos Monsiváis: “Para los que usan al pueblo como objeto, para esos, la política es el arte de llegar, burocratizar lo q se pueda y quedarse con todo…”
Entendamos, que una visión de gobierno progresista de izquierda, sí es posible en este México del presente y del futuro, a pesar de los conservadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario