martes, 1 de abril de 2014

LA CNTE Y BALANCE DE 2013. Doc de discusion para el Encuentro - Taller del 5 y 6 de abril Cd. de México.

LA CNTE Y BALANCE DE 2013

Después de la derrota electoral de julo de 2012, del languidecimiento gradual del # Yo Soy 132, de la declinación de la batalla contra la imposición y el golpe al mundo del trabajo con la contrarreforma laboral de noviembre del mismo año; el estado de ánimo de los grandes contingentes sociales del país no perfilaba la posibilidad de un estallido o un escalamiento de movilizaciones significativas y se escudriñaba en el horizonte el desarrollo de una coyuntura gris, pero en el curso de unos cuantos meses, ésta se tornó explosiva y desde febrero de 2013 se articuló una movilización popular prolongada con el magisterio como eje de la revuelta.

Más de un año ha pasado desde entonces y el movimiento, aún con sus altibajos y vaivenes se sostiene sin arriar banderas. Tardará un tiempo la sociedad en su conjunto en comprender a cabalidad la enorme contribución de la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación ) no sólo para defender la educación pública, sino para obstaculizar y ser una muralla de contención contra la avalancha neoliberal. La alienación de las conciencias, el pensamiento retrógrado y el sentido común conservador no podrá ser revertido en el corto plazo, pero navegando a contracorriente y no sin dificultades  se abre camino un modo diferente de ver la vida y la lucha.

La CNTE en sus casi tres décadas y media de combates contra el gobierno y el charrismo sindical ha realizado aportaciones notables al movimiento social en México, pero pocas veces como en la coyuntura del 2013; en ocasión de las reformas retardatarias a los artículos Tercero y 73 de la Constitución impulsadas por el régimen Peñista y avaladas por las élites de los partidos del Pacto por México, que en el fondo lo que pretenden es la denegación del derecho humano al trabajo digno,  la conculcación de los derechos laborales,  la ruptura de la identidad colectiva como trabajadores,  la supresión de la educación gratuita y el control sobre contenidos educativos para imponer la visión del mundo de los poderosos.

Durante el turbulento año de 2013, la CNTE colocó en el centro del debate nacional el problema de la educación pública, logró poner de su lado a lo mejor de la intelectualidad y el periodismo crítico, erosionó la pretensión del pensamiento único emanado desde los cenáculos de la derecha en el terreno pedagógico y que tomó forma como monólogo omnipresente , evidenció la crisis de representación de los poderes de la Unión, desnudó la naturaleza autoritaria del gobierno, potenció el fermento de nuevas rebeldías y catalizó las precedentes,, exhibió al charrismo sindical postgordillista como rastrero, timorato y entreguista, desplegó una energía social inusitada, quebró la idea del fatalismo determinista, avanzó en la toma colectiva de decisiones, enfrentó con entereza la furia represiva del régimen y el aluvión de odio propalado por los medios masivos , caminó en la idea de establecer alianzas estratégicas con otros sectores populares, mostró su capacidad de dislocamiento de vías de comunicación y entornos urbanos de algunas zonas del país lo cual será factor decisivo en una situación revolucionaria, concitó la solidaridad internacional de organizaciones magisteriales de otras latitudes, puso en práctica variadas formas de combate; y sin embargo todo esto no alcanzó para revertir las reformas y deconstruir el modelo hegemónico oligárquico.

¿Qué faltó? ¿Cuáles puntos débiles debemos corregir en las futuras movilizaciones? ¿Cómo inscribimos las acciones dentro de un plan táctico-estratégico? ¿De qué manera tomamos la iniciativa y no sólo respondemos  a los golpes de la derecha oligárquica y sus palafreneros?  Es claro que la movilización no tuvo un carácter de simultaneidad en razón de la asimetría y disparidad del desarrollo de los contingentes, amén de una maduración diferenciada en la toma de conciencia; la labor de dirección política se vio mermada por el insuficiente bagaje teórico y la deficiente captación rápida de la realidad cambiante que no pocas veces desembocó en dogmatismo y actitudes sectarias; no se realizó a tiempo la autocrítica; escaseó la iniciativa política, esto es, la capacidad de proponer los términos de la pelea antes de que el régimen desatara la ofensiva; tuvimos dificultad para adelantarnos a los acontecimientos y avizorar perspectivas; dejamos casi indemne a la SCJN; tampoco supimos sacar adelante los tiempos definir los ritmos y duración de las batallas en la coyuntura;  acusamos déficit en la acción comunicativa hacia el pueblo, insistir y machacar que la mal llamada reforma educativa no sólo atenta contra el magisterio, sino que golpea  las madres y padres de familia porque hace recaer sobre sus hombros el sostenimiento de las escuelas ya que el estado abdica de su obligación, a los estudiantes porque se les impone un modelo de evaluación estandarizada y racista, a la nación en su conjunto porque se importa un paradigma oligárquico-imperial en materia pedagógica que vulnera la soberanía de la patria.

Pero un balance resultaría incompleto si se redujera a la enumeración de aciertos, limitaciones y errores, sin lanzar propuestas a fin de afirmar aquellos y reducir estos últimos, o soslayar objetivos sin definir derroteros posibles para alcanzarlos, en tal virtud, precisamos diseñar un plan táctico-estratégico que sea nuestra carta de navegación la cual nos permita esclarecer  horizontes y fijar metas para no perder el rumbo. Cada campaña emprendida y cada batalla librada por pequeña que sea ha pensarse y realizarse en función de nuestro objetivo histórico para ir creando condiciones más favorables para las luchas siguientes. Es imposible saber de antemano cuantos combates parciales, cuantas iniciativas desplegadas, cuantas resistencias derrotadas y victoriosas, cuantos avances y repliegues, cuantos ascensos y reflujos del movimiento serán necesarios para batir y negar esta sociedad basada en la explotación, la desigualdad y el despojo: la liberación avanzará tanto con revoluciones políticas como con movilizaciones sociales y fortalecimiento gradual de posiciones resultantes de la acción y presión de diversos actores sociales. El plan político es la brújula que señala derroteros posibles, pero no caminos fijos, porque en las luchas sociales no existen coordenadas inmutables ni pautas absolutas y ahistóricas para el avance emancipatorio, tampoco hay métodos infalibles para la comprensión y solución de problemas o maneras predeterminadas de acción política.

Sabemos que sin objetivos claros de largo plazo, las acciones serán puramente reactivas y muy  pronto nos veremos envueltos en las jugadas del enemigo y no podremos desplegar a plenitud nuestro potencial. A pesar de que no siempre se puede escoger el escenario de batalla y que algunas veces se nos impone luchar en un terreno desconocido; nuestra tarea es atraer al adversario a nuestro campo, que es el de la educación popular y la pedagogía crítica en donde podamos alterar la correlación de fuerzas a favor del pueblo. De la misma manera, contar con un plan táctico-estratégico nos posibilita reconocer cuando hay factibilidad de victorias que en nuestro caso, se producen cuando somos capaces de desentrañar los propósitos ocultos de los oligarcas y sus voceros, develando sus verdaderas intenciones y así desmontar sus argumentos; cuando sabemos comunicar al polo de los oprimidos que las demandas enarboladas por nosotros no son ajenas a los intereses populares; cuando en cada lucha concreta fortalecemos el tipo de relaciones sociales a las que aspiramos sean las de las nueva sociedad por las cual estamos dispuestos a combatir; de esa manera construimos teatros de operaciones favorables para los siguientes eslabones de las peleas políticas.

Ahora, se ha producido una situación favorable para el magisterio democrático en México al demostrarse internacionalmente que fracasaron las reformas educativas basadas en el mercado, que los países con mayor aprovechamiento escolar son los que cuentan con autonomía en los planes de estudios y en las evaluaciones (no estandarización ni medición ni de enseñanza), donde existe libertad profesional asociada a la cultura de colaboración en las escuelas, un entorno para los docentes de apoyo mutuo, alejándose  de la competencia despiadada y feroz; el mayor desarrollo en materia educativa se articula con el mantenimiento de la escuela pública  bajo control comunitario; también avanzamos cuando  combatimos desde la escuela la idea de la aceptación del desenfreno del lucro privado e individual como única forma de vida.

Nuestra tarea estratégica es encontrar los modos para desestructurar y subvertir el bloque oligárquico-neoliberal e instaurar el bloque democrático-popular, esto supone construir una red de alianzas, desplegar iniciáticas y establecer compromisos con diversas fuerzas populares ya que nuestro horizonte es construir una sociedad democrática y romper las estructuras sociales que generan opresión y desigualdad. Así mismo nuestro plan estratégico debe contemplar la articulación de miles y miles de luchas dispersas donde cada batalla particular se enlace con la defensa de la patria, la liquidación del colonialismo interno y la supresión del racismo y cualquier conducta humillante y alineadora. Debemos comprender mejor los momentos de ofensiva y repliegue en las movilizaciones y saber desatar campañas de decisiones rápidas y envolventes. Es menester ponderar el aspecto ético de nuestra lucha, superar gradualmente las desconfianzas entre los sectores y contingentes del movimiento, pues tanto daño hace la ausencia de vigilancia como el exceso de suspicacia.

Tenemos urgencia de agudizar la crisis de representación de los poderes del Estado y enderezar la mira hacia la SCJN y desnudarla como un órgano al servicio del poder establecido. Es un imperativo desarrollar y socializar el proyecto alternativo de educación poniendo en práctica la idea freiriana  de que toda educación es política y debe contar con rasgos que detengan la bestialización de lo humano, que camine hacia una democracia radical poniéndonos en la lógica de aprender, desaprende, reaprender y trabajar en el aula y la calle la deconstrucción de las prácticas opresivas y supremacistas, la afirmación de sujetos con visión crítica, entendiendo la educación como un proceso de conocimiento, formación política, manifestación ética, búsqueda de la belleza, capacitación científico-técnica y una práctica histórica como movimiento y lucha. Tenemos necesidad de incrementar el prestigio del magisterio democrático , asumiendo la ética del trabajo creador a través de un “aggiornamiento” de nuestras teorías y prácticas pedagógicas profundizando la relación con organizaciones magisteriales y movimientos pedagógicos de América Latina y el resto del mundo, aprendiendo junto con nuestros alumnos, abriendo nuevos caminos para la vida, haciendo de la escuela una arena de lucha: la voz alta en vez del silencio; la rebeldía contra la sumisión, el sometimiento y la obediencia; el pensamiento crítico en vez del adoctrinamiento y la enajenación.

Precisamos colocar las luchas sectoriales en clave mayor, en la unidad de los oprimidos  contra del capital, el cual domina de múltiples maneras, pues no solo explota el trabajo sino que configura un mundo antidemocrático, excluyente, machista-patriarcal, enajenado y depredador y a lo que aspiramos es a una  sociedad de armonía con la naturaleza, con igualdad de género, horizontalidad democrática, libertades políticas plenas y equidad social. De manera inmediata debemos elaborar el mapa de la resistencia magisterial en cada entidad, consignar el estado de las fuerzas (reales, latentes y potenciales) y participar en el enjuiciamiento al Edo. Mexicano en la audiencia temática sobre educación que efectuará en junio próximo el Tribunal Permanente de los Pueblos; en cada lid donde participemos, importa resaltar, reconocer y ponderar el papel de las mujeres en la lucha; la consigna del momento es construir poder popular autónomo y defenestrar al gobierno de traición nacional; la articulación de la insurgencia popular no puede prescindir de fechas emblemáticas como las inminentes del 18 de marzo, 10 de abril, 1 y 15 de mayo buscando incorporar en ellas  a todo el bloque opositor a las políticas de los oligarcas y sus lacayos: en realidad somos el 99% contra el 1% de la población; ; si hacemos esto desbrozaremos el camino hacia nuestro horizonte estratégico y dejaremos enseñanzas en cada combate y campaña política cuyo eslabonamiento victorioso habrá de conducir hacia la liberación del pueblo mexicano, al lado de sus destacamentos de avanzada como el magisterio democrático agrupado en la CNTE.


Rosalio Morales Vargas

Chihuahua, Chih., marzo 2014.

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