¿Han servido de algo las protestas masivas en México?
Una columna del periodista Guillermo Osorno en el diario El Universal define el ánimo de estos días en México: "La gente se pregunta desconcertada si la desaparición de los 43 normalistas representa o no un cambio".
"¿Será una capa más de limo que se forma en el fondo de nuestro resignado descontento?", escribe.
Es la pregunta que muchos se formulan en el país, que desde el 26 de septiembre cuando desaparecieron 43 alumnos de la Escuela Normal de Ayotzinapa, ha sido escenario de múltiples marchas y protestas, algunas de las cuales terminaron en violencia.
Para este jueves se ha convocado a un paro nacional y a una megamarcha en Ciudad de México, además de otras movilizaciones en varios estados. Se espera también el bloqueo de aeropuertos.
Las universidades ubicadas en la capital suspenden clases en la mayoría de sus escuelas. Sindicatos como el de electricistas, universitarios y telefonistas se unen a las marchas.
Por las protestas el gobierno canceló el desfile por el aniversario de la Revolución Mexicana, que se realiza cada año en el centro de la capital. También se suspendió la sesión del Senado.
Algunos especialistas creen que se trata de un movimiento inédito, pues las protestas se convocaron fundamentalmente a través de las redes sociales.
De hecho algunos de los temas más vistos durante semanas en espacios como Twitter están relacionados con la desaparición de estudiantes, y la respuesta de las autoridades.
Es el caso de las frases #YaMeCanse y #Ayotzinapa, por ejemplo, que sirvieron para convocar a las protestas.
"Jornadas de furia"
Detrás de las marchas existe una oleada de indignación que se presenta incluso en sectores tradicionalmente ajenos a la política, como actores y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Algunos medios de comunicación han dicho que México vive "jornadas de furia", donde se mezclan varios factores.
Entre ellos, la demanda por la presentación con vida de los estudiantes desaparecidos, un rechazo creciente a políticos y sus partidos junto con el cansancio por ocho años de violencia en la guerra contra el narcotráfico.
"Hay mucha rabia por lo que está ocurriendo porque son estos 43 y miles más de desaparecidos", le dice a BBC Mundo Saúl Jerónimo Romero, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
"Después del levantamiento zapatista en 1994 no había visto un movimiento tan importante como éste".
¿Sirven las protestas?
Sin embargo, a pesar de la indignación algunos ven con escepticismo las protestas por la desaparición de normalistas, pues no es la primera vez que ocurren grandes movilizaciones en el país.
"Esto que ahora está pasando no es algo extraño, ha sido constante", le dice a BBC Mundo José Antonio Crespo, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Familiares de estudiantes desaparecidos no creen en la versión oficial sobre el destino de sus hijos. (Foto: AFP/Getty)
En algunos casos las protestas no consiguieron su objetivo o los resultados aparecieron varios años después.
Uno de los ejemplos que ahora más se recuerda es el movimiento estudiantil de 1968, que terminó con la masacre del 2 de octubre en Tlatelolco.
La mayoría de quienes tomaron parte se alejaron del movimiento, pero otros fundaron organizaciones políticas que trabajaron en sindicatos y comunidades rurales. Algunos se unieron a grupos armados
El siguiente gran movimiento ocurrió en 1985, cuando miles de personas tomaron en sus manos el rescate de las víctimas del sismo que ese año devastó a una parte de Ciudad de México.
De allí surgieron organizaciones ciudadanas que tuvieron un papel fundamental en las elecciones presidenciales de 1988, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) estuvo a punto de perder el gobierno del país.
Política y zapatismo
Uno de los resultados del movimiento político de 1988 se concretó tres años después, cuando se transformó el sistema electoral del país que estaba en manos del gobierno.
La "ciudadanización" de las elecciones, como se llamó a este proceso, fue central en el siguiente evento masivo, cuando en 2000 el PRI perdió la presidencia de México.
Se planean movilizaciones en varias ciudades de México. (Foto: AFP/Getty)
Seis años después ocurrió otra jornada similar, en la elección presidencial de 2006.
El candidato de la izquierda Andrés Manuel López Obrador reclamó el triunfo, pero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) designó a Felipe Calderón como mandatario.
Además de estos grandes movimientos políticos han ocurrido otras protestas masivas, como la de enero de 1994, cuando cientos de miles de personas demandaron un alto al fuego contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
El futuro
La violencia ha sido el elemento fundamental de las protestas más recientes, como la ocurrida en 2011, cuando nació el Movimiento Por la Paz con Justicia y Dignidad encabezado por el poeta Javier Sicilia.
El grupo se originó en una protesta contra la violencia que causó la guerra que inició el expresidente Calderón contra el narcotráfico y que, según cifras oficiales, ha causado la muerte de 70.000 personas y la desaparición de al menos 24.000.
El Movimiento realizó dos caravanas nacionales y fue el principal impulsor de la ley de víctimas que fue aprobada en 2012.
La búsqueda de desaparecidos y el castigo a los responsables de la violencia dieron impulso al movimiento encabezado por Sicilia y son también la demanda principal de las protestas por el caso de Ayotzinapa.
Algunos se preguntan si servirán de algo las movilizaciones de ahora.
"¿Hacia dónde nos va a llevar esta movilización? En realidad no logro vislumbrar algo muy concreto", reconoce el investigador Jerónimo Romero.
El mejor escenario es que cambiara el sistema político y judicial del país, algo que no está claro si las protestas por el caso de Ayotzinapa pueden conseguirlo.
José Antonio Crespo dice que para avanzar en ese camino es importante evitar la violencia en las protestas, como ha ocurrido en las últimas semanas.
En eso coincide Jerónimo Romero, quien afirma que si no hay filtraciones y violencia, es posible iniciar un proceso de cambio.
"La respuesta de la gente es: que se vayan todos".
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