domingo, 1 de abril de 2012

El Estado mexicano y el Vaticano. Arnaldo Córdova. La jornada 1o de abril de 2012


El Estado mexicano y el Vaticano
Arnaldo Córdova
A
lgunos se preguntaron, si bien tímidamente, si la visita del papa Benedicto XVI a México era en su calidad de jefe del Estado Vaticano o en su carácter de máximo guía espiritual del catolicismo mundial. Tal parece que todo mundo prefirió contemplar el hecho como un acto de simple pastoral. Por supuesto que las dos calidades del pontífice son inescindibles, pero se buscaba saber a qué venía y por qué. Desde luego, saltó a la palestra de la discusión la reforma al artículo 24 de la Constitución, no obstante que los senadores panistas y priístas se pusieron de acuerdo para aprobar la reforma hasta que el Papa partiera de regreso a su sede.
No hay en este asunto ningún dilema. La visita del Papa se anunció mucho antes que al gobernador y al obispo de Durango se les ocurriera que había que hacer la reforma. Fue claro desde el principio, y así lo señalaron muchos, que se buscaba hacer un gran obsequio al pontífice alemán.
El embajador ante el Vaticano, Alfredo Ling Altamirano, anunció el 21 de marzo que esa reforma sería tratada por el Papa y Calderón. La jerarquía católica lo negó terminantemente. El nuncio Christophe Pierre, a su vez, quiso quitarle leña al fogón y declaró, desde el pasado 7 de febrero, que la reforma eraincoherente desde que se hizo la anterior del artículo primero que vinculaba a México al derecho internacional.
Después que el Papa se fue, todo comenzó a aparecer muy claro. Los senadores del PRI y del PAN se apresuraron a aprobar la reforma. Los panistas negociaron con los priístas que, si aprobaban la reforma al 24, ellos dejarían pasar la del 40 (república laica) que habían bloqueado durante dos años.
Todos de acuerdo, aprobaron el dictamen de la minuta de la Cámara de Diputados el pasado día 28. Manlio Fabio Beltrones ya lo había anticipado en declaraciones hechas el 14 anterior, cuando defendió la reforma diciendo que no se salvaguardaba la libertad de culto (como si alguien se hubiera metido con ella) sino que “también se cuida y se conceptualiza [sic]… la libertad ética y la libertad de conciencia” (La Jornada,15/03/2012).
Lejos de conceptualizar nada, la reforma sólo viene a renovar el viejo problema de definir jurídicamente lo que es la libertad de conciencia y la libertad ética. A algunos les gusta el término. Piensan que quienes postulan una separación metodológica entre la ética y la política son individuos colonizados y los suyos no son más que conceptos parroquiales y ven en los individuos poseedores de una nueva ética adalides de la libertad, la justicia social, la dignidad, todos estos, precisamente, valores políticos y de ninguna maneraéticos. La ignorancia los hace ver paisajes azules.
Con toda atingencia, el Foro Cívico México Laico ha puesto el dedo en la llaga: “En la medida en que el Estado determine qué convicciones son éticas y cuáles no lo son… estará definiendo una ética oficial o constitucionalmente protegida” y se pregunta, juiciosamente, qué pasará con aquellos que no estén de acuerdo con tal ética.
La alternativa de la Iglesia católica es clarísima: su misión en este mundo es definirle a todos sus fieles lo que deben o no deben creer y lo que deben o no deben hacer, por lo tanto, ella nos dirá lo que es ética. ¿Podrá hacer eso el Estado?
La reunión de Calderón con Benedicto XVI llevaba el fin de tratar el asunto, pero, por supuesto, no iban a ser ellos los que lo hicieran directamente. El encargado de ello fue el secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone.
Según nota de Carolina Gómez y otros reporteros, el prelado afirmó que se necesita que en México se garantice la libertad religiosa entendida como una condición que va más allá de la libertad de culto (justo lo que el senador Beltrones había sostenido unos días antes). Y se extendió: la libertad del hombre para buscar la verdad [¡casi nada!] y profesar las propias convicciones religiosas, tanto en privado como en público debe estar reconocida por el ordenamiento jurídico. Alguien debió informarle a Bertone que eso ya se daba en México desde la Constitución de 1857.
El funcionario vaticano no se atrevió a ser lo suficientemente contundente y fue obvio que se anduvo todo el tiempo por las ramas. Pero, en su concepto, el Estado y la Iglesia deben actuar de consuno y no cada uno por su lado, lo que ya de por sí significaría borrar en México casi dos siglos de historia.
“La Iglesia como el Estado –dijo– tienen la común tarea, cada uno desde su misión especifica, de salvaguardar y tutelar los derechos fundamentales de las personas” y, desde ese punto de vista, sostuvo que la Iglesia no cesa de exhortar a todos para que la política sea una labor encomiable [¿ética?] y no se convierta en una lucha de poder o una imposición de sistemas ideológicos rígidos que tantas veces dan como resultado la radicalización de amplios sectores de la población (La Jornada,26/03/2012).
¿Qué duda puede caber de que el entendimiento se dio y no sólo con motivo de la visita, sino desde que se empezó a cocinar la reforma en alguna sacristía de Durango? Así se hacía frente obsequiosamente a una vieja demanda de la jerarquía mexicana. Sólo que ahora se fue más allá de la tradicional demanda delibertad religiosa y se llegó a la incoherencia de exigir también una ética jurídicamente definida y protegida. Ya desde que la reforma fue aprobada en la Cámara de Diputados, los prelados saltaron de gusto y la saludaron con piadoso júbilo.
Ciertamente, hay de interpretaciones a interpretaciones y éste será el cuento de nunca acabar. Mi querido y respetado amigo Miguel Concha afirmó el pasado día 28 que la reforma aprobada por el Senado da oportunidad de que muchas minorías tengan no sólo libertad de conciencia y de religión, sino convicciones éticas, lo que inclusive garantizaría a las mujeres y a las minorías sexuales sus derechos sexuales y reproductivos (La Jornada,29/03/2012).
La pregunta inevitable es ¿cuál ética es el objeto de esa libertad? ¿La de aquellos que condenan el aborto y la unión libre entre personas del mismo sexo? Por supuesto que puede ser también la de aquellos que, en cambio, están por la libertad de las mujeres a disponer de su propio cuerpo o de los matrimonios homosexuales.
El problema es que, como se ha señalado constantemente y no por los opositores a la mencionada reforma, sino y sobre todo por los mismos que la defienden, esto no es más que el principio. Como lo anticipaba la iniciativa del duranguense, a ella debía seguir, por la lógica de las cosas, la libertad de educar a los hijos, de tener enseñanza religiosa en las escuelas y también la de dotar a la Iglesia de medios masivos de comunicación electrónica.
La senadora panista, Judith Díaz, en la euforia del triunfo y en un tono doctoral bastante ridículo, afirmó que “la libertad de conciencia se relaciona con la libertad de formación y de educación religiosa. Tenemos que empezar a definir a quién corresponden [sic] el derecho a la educación, si a los padres, a la Iglesia o a quién… También se tiene que definir el acceso de las iglesias, como asociaciones religiosas, a los medios de comunicación masiva”. Más claro, ni el agua.
A Jorge Carpizo en un recuerdo inextinguible

Universitario de la piel a la médula. José Narro Robles. La jornada. 1ro de abril de 2012


Universitario de la piel a la médula
José Narro Robles
Foto
El rector José Narro ofrece condolencias a familiar del doctor Carpizo. En la guardia de honor estuvieron los ex rectores Guillermo Soberón, Juan Ramón de la Fuente y Francisco Barnés de CastroFoto José Antonio López
L
a tarea que me han encomendado es cruel y complicada. Lo es porque debo dar, en nombre de todos, un adiós a un gigante de nuestro país.
Lo es porque me inunda el dolor y porque temo que la fuerza me abandone. Lo es en virtud de que los sentimientos de agobio nublan mi razón.
Hoy es un día triste, muy triste. Padecemos la ausencia de un ser muy querido. Nos hemos reunido para recordarlo, para sumar nuestra pena y también para expresar el orgullo que sentimos por un ser extraordinario. Lamentamos la desaparición del doctor Jorge Carpizo.
La lamentamos profunda y sinceramente. A causa de ella, todos hemos perdido. De muchas y muy diversas formas, a todos nos falta algo desde ayer. Todavía no nos reponemos de la terrible noticia. Es muy temprano para aceptar la fatalidad. Por esto nos hemos congregado, para compartir la desesperanza, para apoyarnos en el dolor. Para rendir un homenaje al doctor Carpizo.
Su vida fue extraordinaria. Nació en 1944 en Campeche y en su terruño realizó, entre 1951 y 1959, sus estudios de primaria y secundaria. En 1963 ingresó a la Universidad Nacional, la perla de sus amores, para cursar sus estudios de derecho. El 9 de febrero 1968 presentó su examen profesional, con el que obtuvo el título correspondiente. Su destacada trayectoria, reconocida por alumnos y maestros, le permitió configurar un jurado fuera de serie, presidido por don Mario de la Cueva e integrado por Luis Recaséns, Jorge Sánchez Cordero, Niceto Alcalá Zamora y Castillo y el maestro Héctor Fix Zamudio.
Luego de obtener la maestría en la London School of Economics and Political Science de la Universidad de Londres, realizó sus estudios doctorales en la Facultad de Derecho de nuestra Universidad, donde el 21 de agosto de 1978 se graduó de doctor. Fue profesor de derecho constitucional en su querida facultad y también impartió cátedra en la de Ciencias Políticas y Sociales, al igual que en otras instituciones de educación superior como profesor o conferenciante invitado.
A lo largo de su vida profesional alcanzó, desde muy temprana edad, responsabilidades extraordinarias. Fue secretario del Instituto de Investigaciones Jurídicas, subdirector general de Asuntos Jurídicos y Abogado General de la UNAM, antes de cumplir 30 años. En nuestra institución también fue coordinador de Humanidades, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas y rector entre 1985 y 1989.
La investigación y la vida académica fueron su mayor área de interés y como parte de los productos de su trabajo son numerosas sus aportaciones al pensamiento jurídico y democrático del país. Sus contribuciones al derecho constitucional son bien conocidas en México y más allá de sus fronteras. Sus obras más importantes fueron traducidas a otras lenguas y tuvieron repercusiones no sólo en la doctrina jurídica, sino principalmente en la vida colectiva.
Su reconocida capacidad también la proyectó fuera de la Universidad. En los años sesenta laboró en la Secretaría de Educación Pública y a fines de los ochenta fue ministro de la Corte. Poco después fue el fundador y primer presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, procurador general de la República y secretario de Gobernación durante el año que cambió la historia de México.
Para describir a Jorge Carpizo faltan sustantivos y adjetivos. Fue un referente, un líder, un guía y un ejemplo a quien vamos a echar de menos en los grandes momentos del país. Se trata de un personaje que fue recio, serio, profesional, dedicado, comprometido, valioso y valiente, estudioso e innovador. Nunca fue, me consta, un hombre cautivado por el poder y menos todavía dispuesto a la autocomplacencia, a la comodidad, a hacer concesiones cortesanas.
Sobresalía por su inteligencia y don de gentes con sus amigos, con las personas correctas, con los que mostraban una conducta positiva. Era duro con sus detractores, con los que se desviaban del cumplimiento de la norma, con los que aprovechaban en beneficio personal una posición, con los que mentían o tenían un comportamiento francamente delictivo.
Hombre de gran capacidad de análisis y de síntesis, constantemente rechazaba la retórica intrascendente. Todo el tiempo estuvo comprometido con la verdad y la justicia, con la ética y los valores laicos, con el trabajo y la defensa de la dignidad de las personas.
Siempre dispuesto a encabezar causas justas, fue un ser primordialmente congruente. Con él era muy difícil equivocarse. Una línea recta articulaba su pensamiento con su decir y con su hacer. No había el menor punto de quiebre en esas dimensiones.
Fue alumno de grandes maestros y mentor de estudiantes sobresalientes, investigador conocido, querido y reconocido en México y fuera del país. Para muchos de quienes asistimos a este acto de homenaje a su biografía, Jorge Carpizo fue un puente entre generaciones. Él nos acercó con muchos de los grandes universitarios, con científicos y creadores, con intelectuales y políticos. También lo hizo con las nuevas generaciones, con sus alumnos del aula, del cubículo, de la vida, que lo seguían con fidelidad por haber sido genuino y generoso.
Él supo ser maestro, discípulo, jefe, colaborador y ante todo amigo muy querido. Un gran amigo como pocos hay en la vida. Un amigo solidario y compartido. Un amigo entusiasta y divertido. Un amigo sin par.
Jorge Carpizo fue muchas cosas, pero se destacó en especial por ser un universitario, uno de los nuestros, uno de los mejores que yo haya conocido. Universitario con la mente y con el alma. Universitario desde la piel hasta la médula. Fue igualmente un mexicano excepcional. Por eso nos deja un hueco enorme. México y la UNAM han perdido a uno de sus hijos más grandes, por eso nuestro luto y nuestro dolor.
Todo lo que emprendió lo hizo bien. A lo largo de su vida y su trabajo nunca pasó inadvertido, siempre destacaba y sus aportaciones en muchos campos son notables. La academia y la cultura, la democracia y la justicia, el magisterio y los derechos humanos están llenos de ejemplos de sus aportaciones. Fue un hombre capaz de imaginar, de proponer, de convencer, de ejecutar, de evaluar y de corregir.
Se trata de un personaje de nuestra actualidad, preparado, culto, con sensibilidad y capacidad de decisión. En la Universidad Nacional y en muchas áreas fue rector. Él sigue siendo rector en nuestra casa y fuera de ella.
Fue un hombre honesto y honorable. Siempre aportó, nunca sacó ventaja personal alguna. Es un ejemplo de probidad. Ahí esta su austeridad en su vida personal. Ahí está su forma de ser y de conducirse en todo, en su hogar, en el trabajo, en la cotidianeidad. Su calidad de vida dependía de la paz interior, de su consistencia, nunca de los símbolos externos y menos de la frivolidad.
Dos ejemplos nos dejó por escrito hace 20 o 30 años y ahora procedo a recordarlos:
El 1º de mayo de 1989 y en virtud de la designación que recibió como ministro de la Suprema Corte de Justicia, el doctor Carpizo decidió renunciar a su plaza de investigador titular C de tiempo completo.
Podía haber pedido una licencia. En este sentido refirió una serie de consideraciones que muestran su estatura moral y la dimensión de su afecto por el instituto. Por eso paso a revisar lo que él escribió en su carta de renuncia y selecciono cinco de sus argumentos y cito textualmente su carta:
1. “Presento la renuncia y no solicito licencia por considerar que, jurídica y moralmente, es lo procedente.
2. “Me duele profundamente tener que retirarme jurídicamente de nuestro querido instituto. Él es parte de mi existencia y en él he pasado los años más agradables de mi vida. Me propongo continuar académicamente ligado a él.
3. “Desde 1965 he estado físicamente y moralmente muy cerca del instituto. Cuando en octubre de 1967, el maestro Héctor Fix-Zamudio me invitó a colaborar como su secretario del instituto, me sentí muy honrado y al aceptar estaba decidiendo algo muy importante: realizaría una carrera académica dentro de la Universidad Nacional.
4. “Durante los tiempos difíciles de mi rectoría siempre sentí la solidaridad y afecto del instituto, lo cual mucho me animó. En este sentido quiero dejar constancia de la lealtad y devoción universitarias de usted (se refiere a Jorge Madrazo) y del maestro Héctor Fix-Zamudio.
5. Hoy, el destino me aparta jurídicamente de la Universidad, del instituto y de la Facultad de Derecho. Sin embargo, tengo toda la intención de continuar, sin ninguna relación jurídica, cerca del instituto y de la Facultad, que siento son una parte importante de mí.
La otra muestra que forma parte de su expediente universitario se remonta a los años 70, cuando, joven y sin que le sobrara el dinero, recibió un incremento por concepto de su antigüedad como académico.
Al considerar que el aumento le correspondía sólo en su tarea como profesor y no en su plaza de investigador, se dirigió al director general de personal para que “…a la brevedad posible se me descuenten las cantidades que me han sido indebidamente cubiertas”.
La respuesta del área técnica correspondiente corrigió su obsesiva pulcritud; cito la respuesta: Su antigüedad académica es una sola y los pagos que sobre el particular le ha hecho la universidad son correctos.
A la familia del doctor Carpizo, a sus amigos y compañeros de aventura, mis sentimientos más profundos de solidaridad. La tranquilidad me alcanza cuando pienso en lo que hizo y en lo que creyó. La angustia me inunda cuando comprendo que no lo veré ya más. Sus enseñanzas y su fortaleza me cobijan, su pérdida me abruma y me conmociona.
¿Qué vamos a hacer sin sus consejos y sin sus propuestas? ¿Qué vamos a hacer sin su lucidez y determinación? ¡Qué falta nos genera su partida anticipada! ¿Por qué tenía que pasar? ¿Por qué teníamos que perderlo de forma tan prematura? No estábamos preparados para ello.
No es posible alcanzar la resignación que reclama nuestra aflicción.
Concluyo recordando la frase de don Alfonso Reyes pronunciada en la despedida luctuosa del maestro Antonio Caso, la cito: Ha de pasar mucho tiempo para que el polvo se organice en otra estructura de igual excelsitud y fineza. Para Jorge Carpizo, universitario magnífico, nuestro recuerdo permanente y el reconocimiento de todos a su obra, a su ejemplo, a su lucha de siempre en favor de la dignidad humana. Hoy, hoy es un día muy triste. El primero que vivimos sin la presencia física de Jorge Carpizo
Por mi Raza Hablará el Espíritu

Editorial.La jornada 1ero de abril de 2012


Pemex: pérdidas y opacidad
S
egún se desprende del más reciente reporte de la Bolsa de Valores de Madrid, el valor de la participación accionaria de Petróleos Mexicanos (Pemex) en la petrolera española Repsol se ha desplomado en más de mil millones de pesos desde agosto de 2011. Debe recordarse que a finales de ese mes la entidad paraestatal encabezada por Juan José Suárez Coppel dio a conocer un incremento en su participación accionaria en Repsol –de 4.8 a 9.8 por ciento–, el cual se concretó mediante la adquisición de deuda por parte de la petrolera mexicana. La compra de acciones tuvo como correlato la suscripción de un acuerdo entre Pemex y la constructora Sacyr Vallermoso, con el que ambas compañías rozaban, en conjunto, 30 por ciento de los títulos de la energética española, y que fue criticado como una maniobra de la paraestatal mexicana para ayudar al entonces director de Sacyr, Luis del Rivero, a hacerse del control de Repsol.
En retrospectiva, queda de manifiesto que la maniobra referida fue inútil e incluso contraproducente. Defenestrado Luis del Rivero de la dirección de Sacyr, y disuelto en consecuencia el vínculo entre esa constructora y Pemex, la paraestatal mexicana vio disueltas las perspectivas de tener un mayor peso einfluencia en el gobierno corporativo de Repsol, como tanto pregonó en su momento el propio Suárez Coppel. En cuanto a las afirmaciones formuladas a este diario por el director de Pemex de que la inversión en Repsol no es dinero tirado a la basura, éstas quedan sepultadas bajo los reportes bursátiles que ponderan una pérdida millonaria para la paraestatal atribuible, en buena medida, a esa operación.
Mal termina lo que mal empieza. Si la actual dirección de Pemex hubiera optado por actuar con transparencia y sentido de decoro institucional, tal vez se habría evitado que Pemex tuviera, como ocurre ahora, un nuevo frente de afectaciones financieras. No obstante, como informó en su momento este diario, el director general de Pemex omitió dar cuenta al consejo de administración de la paraestatal sobre la medida, con el argumento de que ese tipo de accionesno deben anunciarse antes de realizarse, y decidió llevar a cabo la operación al margen de la supervisión de las autoridades mexicanas, toda vez que se realizó mediante una empresa filial de Pemex –PMI Holdings– establecida en Holanda y regulada por las leyes de ese país.
Hasta ahora, lo único que queda claro a raíz de la maniobra referida es que, con ella, la administración de Suárez Coppel colocó a la paraestatal en medio de una disputa entre capitanes de empresa e incrementó su vulnerabilidad ante los vaivenes de mercados bursátiles internacionales. Fuera de eso, las autoridades nacionales han sido omisas en dar explicaciones coherentes sobre las causas que las llevaron a adoptar esa medida, y es difícil no establecer un vínculo, incluso causal, entre esa conducción turbia, ineficaz y a fin de cuentas nociva para Pemex y la persistencia de un designio por presentar al Estado como intrínsecamente incapaz de administrar de manera eficiente y transparente las entidades públicas a su cargo, y apuntalar, de esa forma, el discurso privatizador que ha sido consistentemente rechazado por la mayoría de la sociedad.
La inoperancia e indolencia administrativas y la persistencia del afán gubernamental por entregar Pemex a particulares –principalmente a empresas trasnacionales– tiene un punto de contraste obligado en la inminente intervención y posible nacionalización de la filial argentina de Repsol, YPF, por parte del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, ante las acusaciones contra la compañía española por no fomentar las inversiones petroleras en territorio argentino y contribuir, de esa forma, al desplome en la producción de crudo en la nación sudamericana.
Según puede verse, el gobierno con sede en Buenos Aires ha cobrado conciencia del pésimo negocio que representa mantener vínculos con una compañía como Repsol, fundamentalmente dedicada, ante la pobreza en su nación de origen, a la explotación de la riqueza natural de terceros países. Pero resulta lamentable que en México no pueda ocurrir otro tanto.

sábado, 24 de marzo de 2012

LUTO


LA RED DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA
HACE PARTICIPE DE USTED, EL DESESO DE LA SRA. RAMONA VALENZUELA, MADRE DE NUESTRO COMPAÑERO Y DIRIGENTE JOSE CAMILO VALENZUELA; QUIEN ACAECIERA EL DÍA DE HOY 24 DE MARZO DE 2012.
DESCANSE EN PAZ

domingo, 11 de marzo de 2012

Llamarán a votar por AMLO, no por el PRD. La jornada 11 de marzo de 2012


Llamarán a votar por AMLO, no por el PRD
Roberto Garduño
 
Periódico La Jornada
Domingo 11 de marzo de 2012, p. 7
El Movimiento de Unidad Social de un Gobierno del Pueblo (Musoc) anunció que convocará a los ciudadanos a votar por Andrés Manuel López Obrador para presidente de la República, pero que al momento de emitir el sufragio, el 1º de julio próximo, diferencien y no lo hagan por el PRD. Integrantes de tal movimiento acusaron a las tribus del PRD, Nueva Izquierda (chuchos), IDN y ADN de medrar con las posiciones y candidaturas al Congreso federal y a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, sin importar la elección más importante: la de presidente de la República. Expuso que recurrirá a los tribunales e instancias electorales, y mediante la lucha política y popular los movimientos sociales harán valer sus derechos electorales de elegir y ser elegidos libre y democráticamente a cargos de elección popular.

Rumbo a una auténtica Central Obrera. La jornada 11 de marzo de 2012


Rumbo a una auténtica Central Obrera
Por una nueva organización de los trabajadores
A la actual crisis financiera se suma la ecológica
En México dicha situación comienza desde los años 60
Se fomenta el individualismo en la sociedad y la ruptura de lazos
La unión del sector laboral y el pueblo, camino a la solución
Foto
Asistentes al foro realizado en la Universidad Obrera de México, durante el discurso de Pablo González CasanovaFoto Francisco Olvera
Foto
El líder del SME, Martín Esparza, con el ex rector Pablo González CasanovaFoto Francisco Olvera
Pablo González Casanova
 
Periódico La Jornada
Domingo 11 de marzo de 2012, p. 2
La situación del mundo y del país muestran claras tendencias a agravarse. A la crisis financiera y económica que pesa sobre la inmensa mayoría de la humanidad, se añade la grave crisis ecológica que amenaza a toda la humanidad. Se trata de algo más que la crisis del modelo neoliberal que el capitalismo corporativo impuso tras el golpe de Pinochet en Chile y con los gobiernos conservadores de la Thatcher en Inglaterra y de Reagan en Estados Unidos.
En México la crisis se ha venido preparando desde que las políticas monetaristas empezaron a aplicarse en los años sesenta dando lugar al movimiento de los médicos, y al de los estudiantes y del pueblo en 1968, así como a la insurgencia obrera de los setentas y a numerosos intentos nacionales de resistencia a los procesos de restauración del capitalismo asociado y dependiente.
La crisis se fue preparando con medidas cada vez más contrarias al interés nacional, a los trabajadores, a los campesinos y los ciudadanos. Desde los años setenta hasta hoy, el endeudamiento externo creció sin precedente. En los años ochenta se volvieron a privatizar los bancos que eran fuente de altas tasas de utilidades y de inmensos ingresos para la nación. Desde entonces se empezaron a aplicar cada vez más las medidas neoliberales y neoconservadoras que favorecen al capital corporativo en detrimento de la nación. En forma sucesiva se reformó la Constitución para acelerar el proceso de contra-rreforma agraria. Se acentuó el desmantelamiento del Instituto Mexicano del Petróleo y, cada vez más, el de la industria petrolera y sus derivados. Se descuidó y obstruyó la construcción de las infraestructuras para el desarrollo agrícola y la soberanía alimentaria. Se orientó el uso de los préstamos extranjeros a la compra de alimentos chatarra y de armas y municiones, resolviendo los problemas de sobreproducción de los prestamistas y estableciendo con ellos convenios en que quedaba a su arbitrio la fijación de las tasas de interés. Esas medidas y numerosos tratados o acuerdos como el ALCA, el Plan Mérida y sus derivados constituyeron a la vez fuertes sangrías para el pueblo mexicano y sus trabajadores y dieron pie a varios procesos simultáneos: la depauperación de la inmensa mayoría de la población mexicana; la baja de salarios directos e indirectos; el peso principal de la carga fiscal en la población de menores ingresos, la reorientación del presupuesto de egresos en favor del capital corporativo y sus asociados; la disminución y deterioro de los empleos y de los servicios médicos, educativos, de salud pública, y de construcción de viviendas.
La privatización creciente de las actividades públicas –como el petróleo, la electricidad, y ahora las prisiones– y su metamorfosis en actividades lucrativas se combinó con el uso creciente de la represión y la corrupción, y con el control de la población, de los trabajadores, de los desempleados, de los jóvenes y sus movimientos legales y pacíficos con agentes abiertos y encubiertos, así como con militares a los que se empezó a entrenar para la lucha contra sus pueblos y a los que se dieron órdenes de preparar a paramilitares, medidas ambas, como las anteriores, en abierta violación al régimen legal y a la Constitución de la República.
En el conjunto del país se llevó a cabo un desmantelamiento sistemático de los derechos constitucionales y de las garantías individuales y sociales que el pueblo mexicano había logrado en una Revolución como la de l910-17 en la que perdieron la vida más de un millón de habitantes.
A la depredación y empobrecimiento creciente del país en beneficio de las corporaciones y sus asociados se añadieron crecientes ofensivas en el orden político, cultural y educativo que acentuaron las diferencias entre el país real y el país formal; que criminalizaron las críticas y oposiciones de los de abajo, que acentuaron la política de discriminación y depredación de las comunidades indígenas y no indígenas de campesinos pobres; que asesinaron a miles de trabajadores expulsados de sus tierras y de sus trabajos, y que buscaban desde México, y desde los hermanos países de Centroamérica cruzar el inmenso muro que separa a las poblaciones de México y Estados Unidos para ver si allá encontraban el trabajo que en sus países habían perdido con sus tierras y sus casas.
La ofensiva también se dio contra los sindicatos industriales, agrícolas y de servicios, y afectó en especial a la gente más joven que no tiene ni casa, ni empleo, ni universidad, ni escuela, y con un múltiple daño silencioso a la población de ancianos que perdieron sus seguros de vida y ahorros para el retiro, pues de sus montos se encargaron las empresas financieras especulativas. En cuanto a la población de edad intermedia, a la violación de facto de sus derechos laborales y sociales, se añadió una presión constante y creciente por acabar con esos derechos tanto en la Constitución de la República como en las leyes que derivan de ella. Una campaña realizada a través de todos los medios no sólo tendió a culpabilizar de los daños a las víctimas –fueran obreros, campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes y viejos– sino que los sometió a imágenes televisivas e impresas que tienen como objetivo el que pierdan la autoestima, el que olviden los hechos heroicos de los pueblos originarios y de los movimientos de Independencia, de Reforma y Revolución. Para eso no sólo se reformaron los libros de texto –borrando nuestra historia prehispánica y a los héroes del pueblo– sino que se privilegiaron en diarios, semanarios, y programas de radio y televisión las fiestas, amabilidades, bondades y sonrisas de los mexicanos bien, mientras el pueblo aparecía y desaparecía como un conjunto de débiles mentales y de payasos, cuyas necedades y torpezas mueven a risa y justifican ante ellos mismos su lamentable condición yfundada pérdida de la autoestima.
La múltiple ofensiva se enriqueció con una guerra virtual contra el narcotráfico que ya cobró más de 50 mil víctimas, mientras siguen fluyendo los miles de millones de dólares sin que se descubra a sus beneficiarios. Entre los objetivos de la narcoguerra destaca la pérdida de sentido de la lucha y de la vida entre numerosos jóvenes que son reclutados por las buenas o por las malas y que se embarcan en batallas por pequeños territorios que defienden o hacen suyo, como en los videojuegos de Los pollosy muchos más en que se dan divertidas y crueles luchas por diminutos espacios, juegos que se combinan con la creciente intervención de las agencias estadunidenses en el auxilio al gobierno mexicano y en las funciones que este debería desempeñar, controlando el blanqueo de dinero y el contrabando de armas, tareas que sin duda le sería más fácil controlar si no hubiera entregado, con los servicios de inteligencia, los bancos y las aduanas.
Termino este recuento incompleto señalando cómo se ha fomentado la ruptura de los lazos familiares y sociales, el individualismo en la sociedad y el oportunismo en la política, así como alentando el ideal neoconservador de el fin de las ideologías, que vacía de contenido a la democracia electoral y política de sus objetivos centrales de propuesta y lucha por políticas sociales y nacionales alternativas, reduciéndola a una triste contienda entre los miembros de cada partido por ser nombrados a puestos de elección popular por partidos que obedecen a la lógica de lo menos malo en condiciones cada vez peores para el pueblo, los trabajadores de la nación. Todas estas circunstancias y otras más le plantean a los trabajadores, a los pueblos y a los ciudadanos de México y el mundo la necesidad de reformular sus luchas y de restructurar sus organizaciones para fortalecer su capacidad defensiva y para aumentar su innegable capacidad de construir otro mundo posible menos autodestructivo, menos opresivo e injusto, tarea para la que existen todas las posibilidades humanas y naturales de triunfar, y para la que la humanidad cuenta con todos los conocimientos, experiencias y técnicas que permiten lograr ese objetivo.
Al plantear los caminos de solución, en las condiciones que vivimos, necesitamos respetar a los integrantes de la central en su pleno derecho a participar o no en la política de los partidos como sindicatos o como ciudadanos. Al mismo tiempo la central buscará como objetivo la unidad de los trabajadores, los pueblos y los ciudadanos con plena independencia de los partidos. La unidad en la diversidad de los trabajadores se propondrá impedir que las luchas de partidos o las diferencias religiosas, culturales, regionales o raciales dividan a los trabajadores de la central y disminuyan su capacidad de constituir un centro de organización de la clase obrera unida con los movimientos sociales en lucha contra el capitalismo corporativo y contra el modelo neoliberal, y por una civilización en que la barbarie del capitalismo sea sustituida por una democracia de veras en la que pueblos y trabajadores, como comunidades y como ciudadanos, participen en la toma de decisiones para la creación de otro mundo posible y necesario en que el vivir bien de unos no dependa del vivir mal de otros y en que con la justicia social se alcance la libertad.
Lograr esos objetivos implica luchar por otros más cuya práctica es inminente y entre los que se encuentran: 1. Rescatar las grandes luchas de los pueblos y los trabajadores mexicanos y en especial de los discriminados, excluidos y desregulados de nuestro país y del mundo, 2. Defender las garantías y derechos constitucionales y tomar la Constitución de 1917 sin las reformas neoliberales como base para las nuevas luchas revolucionarias, como siempre ha ocurrido en la historia de México. 3. Exigir e imponer en las demandas inmediatas la aplicación de la Ley Federal del Trabajo y del contrato colectivo y otras normas más que el actual gobierno está sistemáticamente violando o pretende que desaparezcan. 3. Luchar por la soberanía nacional y por la organización de los mexicanos para que ejerzan el supremo derecho que reside en ellos, cada vez más atacado por los entreguistas de viejo y nuevo cuño 4. Luchar contra la criminalización de los movimientos sociales. 5. Luchar contra la cultura del individualismo y el oportunismo que se está fomentando por todos los medios y con los métodos de evaluación y exclusión que tienden a hacer pensar a la víctima que es la culpable. 6. Luchar por los derechos de los pueblos indios y para que se cumplan los acuerdos de San Andrés. 7. Promover la organización y articulación de los trabajadores industriales, agrícolas y de servicios. 8. Promover la unión de los trabajadores organizados y no organizados, la unión de los trabajadores manuales e intelectuales, la unión de los trabajadores de los sectores medios y los excluidos, los desregulados o los discriminados. 9. Promover con ellos grupos y colectivos de enlace que construyan el tejido social de las comunicaciones, las informaciones, los intercambios y las organizaciones presenciales y a distancia, 10. Incrementar los periódicos y publicaciones no sólo impresos sino los que utilizan los medios electrónicos como medios de organización-información-acción, diálogo-debate-consenso- 11. Promover campañas de alfabetización política para la toma de decisiones y para la práctica de las técnicas de aprender a aprender y a leer, y cambiar no sólo los textos sino el mundo, y a construir y crear textos y mundos alternativos, l2. Promover las universidades y escuelas de la Tierra y en ellas la cultura humanística, científica, artística, y el conocimiento de los oficios y profesiones que necesitan los pueblos y las zonas urbanas marginadas de trabajadores y proletarios, de desregulados y excluidos, de discriminados y despojados. 13. A este respecto, organizar los sistemas de defensa de los trabajadores, los pueblos y los ciudadanos frente a los depredadores y las mafias que están empeñados en someterlos, corromperlos, enviciarlos, esclavizarlos y en acabar con el sindicalismo democrático, con las uniones de los campesinos, con sus medios y fuentes de trabajo y de vida. 14. Promover la articulación de los trabajadores con los estudiantes y los jóvenes en acciones conjuntas que incrementen la cultura solidaria y cooperativa y la capacidad de comunicación y acción. 15. Buscar en los programas de los sindicatos y movimientos más avanzados de México, América Latina y el mundo los puntos de coincidencia para plantear la lucha y la articulación de los colectivos desde lo local hasta lo mundial, a sabiendas de que la misma lucha, entre simpatías y diferencias de regiones y sectores es y será una lucha mundial.16. Replantear la lucha ideológica con base en un creciente dominio del pensamiento crítico y alternativo y de la cultura del diálogo y el debate que en nuestros pueblos alcanza niveles cada vez más altos de comprensión y acción. 17. Fortalecer y hacer efectiva la lucha por la moral y la firmeza como verdaderas armas, para el triunfo frente a una política que desde Teodoro Roosevelt se propone dominar al mundo con la zanahoria y el garrote, con la corrupción y con la represión. Hablar de moral y de firmeza, de dignidad y de entereza como armas contra la corrupción que tantas víctimas y estragos hace, y que está asociada a la cultura de la represión y el terror, de la cosificación y deshumanización de los pobres de la tierra y quienes echan su suerte con ellos.
Si el capital corporativo ha colocado la pérdida de los derechos sociales, nacionales, laborales y humanos en el campo de lo no negociable, el frente del pueblo que se organice en torno a la central de trabajadores, que hoy promueven sindicatos que ni se rinden ni se venden, como el heroico Sindicato Mexicano de Electricistas y muchos más, ese frente en gestación alcanzará, con los trabajadores manuales e intelectuales del campo y la ciudad, de la educación, de la salud, de la construcción y los servicios, así como con las comunidades de los pueblos indios y no indios, con la juventud y con los estudiantes, con los periodistas, locutores, actores, escritores, realizadores que luchan en los espacios tradicionales y cibernéticos, ese gran frente de todos y con todos alcanzará la victoria de un socialismo con democracia, y de una democracia con socialismo, con justicia y con libertad.

Editorial. La jornada 11 de marzo de 2012


Elecciones, inseguridad y perspectivas preocupantes
S
egún se desprende de un reporte elaborado por el Instituto Federal Electoral (IFE), el proceso comicial que tendrá lugar en julio próximo estará irremediablemente marcado por la sombra de la inseguridad y la violencia: tales flagelos están presentes, en mayor o menor medida, en 203 de los 300 distritos electorales del país.
Es imposible negar que el naufragio de la seguridad pública resulta especialmente preocupante en la lógica de los procesos democráticos, no sólo porque lleva al tema de la posible infiltración de la delincuencia organizada en partidos, candidaturas y organismos electorales, sino también porque la violencia y la impunidad, así como el control territorial que diversos grupos delictivos ostentan en varios puntos del país, pueden interferir en la organización de comicios mínimamente confiables en tales regiones.
En el momento presente, sin embargo, el paroxismo de violencia que afecta amplias franjas del territorio no puede verse como un fenómeno aislado, sino como uno de los saldos de desastre que arroja el acontecer nacional en casi todos sus ámbitos: una economía que no logra encontrar el camino claro a la reactivación, con el consecuente repunte del desempleo y la pobreza; un Estado que ha ido perdiendo capacidad de cumplir con sus responsabilidades más elementales, lo que se refleja en la dislocación de los sistemas de educación y salud; una corrupción persistente en las oficinas públicas, y una descomposición institucional en extensas regiones del territorio nacional. Ninguno de esos rezagos puede desvincularse de la inseguridad y la violencia que el IFE ha encontrado en dos de cada tres distritos electorales del país.
Ciertamente, en semanas y meses recientes, y en concordancia con el inicio del proceso electoral, el discurso de los partidos políticos ha adquirido un tono de irrealidad, por cuanto ha supuesto el desarrollo de un periodo comicial en condiciones de una normalidad que, como lo confirma el informe del IFE, no se da en la realidad. En el momento actual, el país, además de padecer el agravamiento de la desigualdad, la miseria y el incumplimiento de los derechos básicos de la población, se encuentra severamente alterado por la injerencia externa –permitida y aun promovida por las autoridades federales–, por el accionar de los grupos delictivos y por la incapacidad gubernamental para hacerles frente en forma eficiente, lúcida y apegada a derecho.
Sería particularmente desastroso, sin embargo, que las autoridades federales interpretaran esta circunstancia como la señal de una necesidad de postergar o cancelar los comicios: tal perspectiva, lejos de fortalecer la cultura democrática, la debilitaría, en la medida en que impediría a los ciudadanos pronunciarse por los cambios que se requieren en lo económico, en lo social, en lo institucional y, por consecuencia, en materia de seguridad pública, y porque obstruirían la posibilidad de poner en el debate alternativas al modelo que ha llevado al país a la concentración oligárquica del poder y la riqueza, a la multiplicación de las desigualdades y los rezagos sociales y, a la postre, a una de las situaciones más inciertas y preocupantes de su historia.
Lo que cabe demandar de las autoridades ante la cita comicial de julio próximo es que tomen las providencias necesarias para evitar que la violencia y la criminalidad se conviertan en factor decisivo de distorsión de la voluntad popular. Fuera de eso, la cancelación de los comicios es una perspectiva indeseable, porque si algo ha quedado de manifiesto durante los cinco años recientes es que el clamor de la sociedad para enfrentar la criminalidad y la violencia con una estrategia eficaz, que se concentre en atender las causas que las originan, no ha sido escuchado, y el último recurso de que la población dispone para hacerse oír en ese sentido es, precisamente, el sufragio.